Por: Henry Acho Oscco
UN ORDEN NEOLIBERAL, A PROPÓSITO DEL ARTÍCULO DE STEVEN LEVISTKY
Haciendo una lectura del último artículo de
Levistky (La República. 13/15.2012), quiero precisar y extender algunas de sus
ideas que están referidos a la explicación del porqué de la baja popularidad
del gobierno-presidente.
Levistky comenta sobre la construcción ideológica
que se realiza tanto en la derecha y la izquierda política para explicar la
popularidad del presidente en el cual tiene su relación con el crecimiento
económico. Hace bien en precisar cómo desde la derecha e izquierda se tiene una
diferenciada explicación. Desde la derecha, se limitan afirmar que la envidia,
la irracionalidad, la ignorancia son elementos de explicación del porqué de la
gran mayoría de la población está inconforme, y su correlación que va tener en
su demandas- movilización y protestas. Desde la izquierda se construye la
disyuntiva del crecimiento, pero que sólo ha beneficiado a unos cuantos, a un
minúsculo grupo. La propuesta del levistky es eliminar el punto de
vista de la derecha (es obvio, ya que su expresión es más de una carga racista
de una elite económica y política hacia los sectores populares) y saludar hasta
cierto punto el de la izquierda, el cual afirma que es limitado. Es decir, que
sí es cierto que hay una concentración de la riqueza en pocas manos, pero no llega
explicar en la totalidad del porqué de la baja popularidad de los gobiernos en
los últimos años, tanto de Toledo, Alan García, y ahora Ollanta Humala, ya que
el crecimiento económico en muchos países de Latinoamérica, Brasil, Argentina,
etc. ha tenido una correlación con la aprobación de la presidencia. Para ello,
el autor trata de explicar a partir de los males históricos del Estado, y cómo
esto termina pasando factura a los gobernantes, ya que es un Estado, débil,
precario, insuficiente, y en muchos casos inexistente en la región del Perú (es
directamente proporcional a las zonas alto andinas) el cual se va a traducir en
una pésima educación, salud agonizante, donde la población tienen que hacer
extensas colas para hacer atendidas a medias, corrupción generalizada del
Estado, ineficiencia administrativa, etc. En pocas palabras, el Estado no es
hegemónico a nivel nacional, no termina siendo un Estado-nacional. Y esto va
tener resonancias cuando el gobierno trata de procesar o implementar políticas
públicas, ya que terminan diluyéndose en el camino, el cual la población no va
sentir que no hay mejoría en su condición como ciudadano, porque el Estado no
puede garantizar los derechos sociales, como educación, salud, vivienda,
programas sociales, etc., y que a la larga trae consecuencias de crisis de
gobernabilidad, o por lo menos va ser más difícil de gobernar en un país con un
Estado débil y precario.
Hasta aquí habría que resaltar que el diagnóstico
sobre la precariedad y ausencia del Estado como dador de derechos sociales es
un hecho claro y el cual me suscribo. Pero ¿basta decir que la implementación
de políticas públicas del gobierno que no llega a la mayoría de la sociedad
debido a que el Estado es ineficaz, es una explicación de la baja popularidad de
los gobernantes? Creo que esta premisa es insuficiente y, uno tendría que
avanzar más y preguntarse si ¿el Estado tiene efectivamente autonomía?,
¿representa a todos los peruanos?, y sobre todo ¿cual es el desenvolvimiento
real del Estado en un contexto neoliberal? Estas preguntas se circunscribe en
un escenario donde el Estado termina siendo más un agente del gran capital
tanto nacional y extranjero que termina bloqueando las reformas necesarias que
se tiene que hacer. Pues ¿a quien le interesa que no haya reforma laboral para
mejorar a la población trabajadora?, ¿o que el Estado sea débil? E inclusive la
pregunta tendría que hacerse retrospectivamente ¿No es cierto que las
deficiencias y lo inconcluso del Estado-Nación se trataron de superar a través del
proyecto velasquismo que la oligarquía bloqueaba? y ¿ese intento del
velasquismo no fue un intento de modernización y democratización del Estado que
incluya al grueso de la sociedad que estaba excluida y que ahora la nueva
oligarquía acorde al neoliberalismo y a la globalización ha secuestrado al
Estado para sus intereses y van impidiendo permanentemente todo atisbo de
reforma?
Lo que estoy proponiendo es darle una dimensión
clara sobre el contexto en el que se desenvuelve el Estado; y para entender mejor la baja popularidad del gobierno o los
gobernantes habría que tomar la posición de cambio y continuidad del
Orden Neoliberal. Ya que el funcionamiento del orden
neoliberal tiene consecuencias sociales y políticas.
Cada cierto tiempo se expresa en las elecciones el
necesario cambio (sin dejar de lado que los sin fines de conflictos y
movilización social está relacionado al cambio) Pero como Sinesio López
afirmará que el intento de cambio se termina frustrando, ya que se ganan las
elecciones con propuestas de cambio pero se gobierna con los programas de los
que perdieron, y que nuevamente el intento de cambio termina abortándose. Y
¿Eso no fue Toledo, García, y en cierta medida Ollanta, que utilizan un
discurso de cambio en las elecciones (que en muchos casos parecía de
izquierda), y que una vez en el gobierno, gobierna para los intereses del gran
capital, y se deja de lado las reformas del Estado? Y, lo que habido hasta
ahora es una obsesión de proteger el orden neoliberal bloqueando al actor
central llamado hacer las reformas económicas y políticas como es el Estado, y
ha esto hecho se le denomina el continuismo neoliberal que se gesta
con el fujimorismo y se asegura con los siguientes gobiernos (más allá del
perfeccionamiento del régimen democrático liberal, su existencia sólo se ha
limitado a alimentar mejor los mercados oligopolizados). Pero el cambio que la
gente expresó sigue moviéndose en el conjunto de movimientos sociales que se
pronuncia en la sociedad. Y, además, sorprende mucho cómo Levistky no toma en
su análisis el problema de la economía peruana (los poderes fácticos de que
provienen de la economía) ya que como un buen liberal él sabe que estamos cada
vez más alejados de vivir en una economía de mercado libre, como afirmará
Fredric Jameson[1], “lo que
se muestra es cada vez es un mercado oligopolizado” que en muchos caso tiene
carácter de monopolio, anudado al capital extranjerizado, el cual van dando la
pautas de lo que se tiene y no tiene que hacer desde el Estado y termina
distorsionando el mercado. Por eso teóricos serios como Castoriadis lo
denominaron a nuestras sociedades contemporáneas como oligarquías
liberales.
Otro punto necesario a precisar, y que refuerza mi argumentación
son los tres conflictos de resonancias nacional que corresponde a los dos
gobiernos últimos y al actual (Alejandro Toledo, Alan García, y Ollanta Humala)
como son el “Arequipazo”, “Baguazo” y el problema actual de Conga. ¿El
“Arequipazo” no expresa un antes y un después del orden neoliberal? El
“Arequipazo” provoca una estacada al corazón del neoliberalismo, pero a medias.
Es el primer movimiento social con connotaciones de revolución que cuestiona el
neoliberalismo. Se paró una ola de privatizaciones. Se puso en agenda la
importancia de las empresas públicas, ya que se rompió el mito en cierta medida
(hegemonía) de que las empresas públicas son inservibles, y al mismo tiempo se
terminó cuestionando el patrón ideológico de la derecha que justificaba las
privatizaciones. Por eso el “Arequipazo” es un acontecimiento al estilo
de Badiou[2], en el
cual hay una hegemonía, un discurso que llena el espacio, que lo satura y que
no hay ubicación para otro, pero este acontecimiento, abre un espacio, una
rendija, y se hace pensable lo impensable, se pronuncia o se intenta dar una
alternativa al desgaste del neoliberalismo. El “Baguazo”, como acontecimiento
se manifiesta como una necesidad de buscar qué tipo de desarrollo se quiere
hacer, abre un espacio, provoca un quiebre en el discurso hegemónico del perro
del hortelano, a la dinámica del neoliberalismo. Y Conga va por esta dirección,
y son la máxima expresión hacia el gran capital, a la forma de acumulación
capitalista en el Perú. ¿Estos no son los hechos más importantes que muestran
claramente como el gobierno y el Estado está capturado por una derecha política
y empresarial? Entonces habría que hacerle recordar a Levistky que, centrarse
solamente al Estado como el mal mayor, sin dejar de situarlo o contextualizarlo
se va induciendo que el Estado es el problema y el mercado la solución; repito
nuevamente, lo que habría hacer es dar un paso más y entender que el
proyecto neoliberal es un programa económico y político.
Para terminar, la población, los sectores
populares, permanentemente han ido en relación de democratizar las estructuras
sociales y políticas, y cada vez han ido definiendo la política, en su búsqueda
de una representación política, en una racionalidad popular que exprese una
democracia más genuina y popular más que una liberal y elitista; y en ese
proceso hay una búsqueda de una ciudadanía que todavía está inconclusa. Y que
cada vez que su propuesta de cambio hacia el orden neoliberal (que se expresan
en las urnas) son desairadas, se termina generando el desazón sobre la
política, y la impopularidad de los gobernantes crece, en proporción a
las promesas no cumplidas de cambio, ya que se termina gobernando con el
programa que pierde las elecciones (que reafirma la conservación de todo, en el
mejor de los casos hay un mejoramiento en el diseño de la democracia; y el
orden neoliberal, se termina convirtiendo en un fetiche intocable, el cual se
debe adorar).
[1]Fredric
Jameson (2003). Posmodernidad y mercado. En Slavoj Zizek (editor),
Ideología un mapa de la cuestión. Argentina.FCE.